Lo verdaderamente asombroso es que la inmensa mayoría de las personas no luchan por «ser» alguien, sino por «tener» algo; no se apasionan por llenar sus almas, sino por ocupar un sillón; no se preguntan qué tienen por dentro, sino qué van a ponerse por fuera. Tal vez sea ésta la razón por la que en el mundo hay tantos tantas marionetas y tan pocas, tan poquitas personas. Sí, hay que amar la lucha. Creer en algo muy serio. Luchar por ello. Seguir luchando cuando nos cansemos. Seguir adelante cuando nos cansemos de caminar.
Continuá leyendo “Ser alguien”, no “tener algo”