¿Por qué no puedo tener relaciones sexuales antes del matrimonio?, ¿Por qué la Iglesia se opone al uso del preservativo? ¿Acaso quiere que la gente se enferme de SIDA, o que haya niños con hambre?, etc…
Siempre que aparezcan dudas sobre lo que la Iglesia dice que hay que hacer o no hacer, esa es la pregunta, que con sinceridad y ánimo de contestarla, nos debemos hacer: ¿Por qué la Iglesia dice eso?
La Iglesia, como creyente, debemos pensar que no es sólo una simple institución humana, sino que existe en el mundo por voluntad divina, y no es “cosa de hombres”. Entonces, con este pensamiento, cuando algo proveniente de ella nos choca, lo que tenemos que hacer es informarnos: ¿por qué la Iglesia llegó a esta conclusión? ¿que tuvieron en cuenta para decidir eso? Es decir, tomarlo con mucha seriedad y respeto.
¿Por qué no puedo tener relaciones sexuales antes del matrimonio?. Mucha gente, también católica a veces, rechaza esto, porque no se va a permitir “desperdiciar” su juventud sin tener relaciones sexuales.
Se pueden tener relaciones sexuales sólo si hay amor, y no por el sólo hecho de tener placer a costa del otro, que en mi opinión, es algo totalmente egoísta.
Pero yo a mi novia la amo, y me voy a casar con ella: Si, también te ibas a casar con la anterior. Yo creo que cuando alguien decide casarse con otro, compartir el resto de su vida al lado de una persona, es porque realmente la ama.
¿Por qué la Iglesia se opone al uso del preservativo? ¿Acaso quiere que la gente se enferme de SIDA, o que haya niños con hambre?. Estoy seguro que hay mucha gente que piensa esto: “La Iglesia, por defender sus cosas, quiere que haya chicos con hambre y que la gente se infecte de SIDA”. Se que no estoy siendo exagerado con esa opinión: Arjona (el músico) piensa eso. La Iglesia dice que para combatir el SIDA hay una solución, y ésta es la castidad, no el preservativo.
En Barrapunto muchas veces leí comentarios de gente que habla con mucha seguridad, pero esta diciendo cualquier cosa. Por ejemplo, hace poco postearon sobre El Código Da Vinci. No creo que haya alguien que no sepa de qué se trata esta novela de ficción. En fin, el posteo habla de los engaños de esta obra, y luego se pueden leer comentarios como estos:
Mucha más fé y credulidad hay que tener para creerse la orgia de chorradas de la biblia y no se le da tanto bombo.
Imagínense que estan escuchando hablar a alguien, y dice “Linux es malísimo. Yo lo instalé, y cuando quise entrar al entorno gráfico no anduvo”. ¿Cuál sería su reacción ante estas palabras? La mía: “El tipo éste esta diciendo cualquier cosa”. Seguro de sus palabras, afirma algo totalmente falso. Se podrían hacer muchísimos comentarios más, pero a lo que voy es esto: la gente habla segura de lo que dice, y no sabe nada. Quizá a todos nos pasa: hay veces en que yo soy parte de esa gente, cuando opino, seguro de mi mismo, sobre algo que no se, o no entiendo completamente. Hay que evitarlo.
Siempre en una discusión (en este caso sobre religión, pero puede ser sobre cualquier otro tema), uno puede armarse dos categorías de personas: las que quieren saber, y las que quieren dar su opinion. Las primeras preguntan porque quieren, sinceramente, saber, o tienen dudas al respecto. Las otras preguntan para atacar. Rechazan hasta los mejores argumentos.
Este es otro comentario en Barrapunto, sobre el posteo que mencioné:
El Deuteronomio es el falso Libro de la Ley milagrosamente “encontrado” en el Templo tras haber estado “perdido” durante siglos. El libro de Daniel es propaganda subversiva escrita durante la sublevación contra Antíoco Epífanes. Al menos la mitad de las epístolas paulinas son más falsas que una moneda de 3 (= pi, según la Biblia) euros. El falsificador de Gálatas era especialmente gilipollas: “Mirad con qué letras más grandes os escribo de mi propia mano” (Gal 6:11.)
En la introducción de muchos libros de la Biblia, como algunas cartas de Pablo, esta dicho en forma clara que, aunque dicha carta esta firmada por quien dice ser, no lo es. Por ejemplo, vean estas palabras en la introducción a la Primera carta a Timoteo (es la introducción a las cartas pastorales):
Los cambios culturales que se producen en todos los dominios de la existencia afectan también a la Iglesia. Entre las creencias y las prácticas que se nos enseñan, no todo viene de Cristo y por tanto muchas cosas pueden cambiar. Pero también existe el peligro de desnaturalizar la fe auténtica. ¿Dónde estará pues la regla de fe, a la que deban someterse todas nuestras opiniones?
Este problema se le presentó ya la Iglesia cuando, entre los años 64-67, Pedro y Pablo murieron mártires en Roma. La Iglesia, sobre todo en Occidente, ya no tenía a esos testigos de Cristo cuya autoridad era indiscutida. El mensaje cristiano era muy difícil de aceptar, tanto para los griegos como para los judíos, y los mismos auditores de buena voluntad lo entendían -como lo hacemos hoy en día- según su propia manera de pensar, deformándolo inconscientemente, cada cual de acuerdo con sus propias certezas.
Así que llegó un momento en que cualquiera podía discutir; algunos se tomaban la libertad de enseñar su propia doctrina, convencidos de que decían las cosas mucho mejor que los apóstoles. ¡Cuán fácilmente se reemplaza la imitación de Cristo por teorías y discursos sobre la fe!
Los sucesores de los apóstoles tuvieron pues que defender la doctrina que habían recibido de ellos. Al mismo tiempo debían velar por la elección y la formación de los ministros de la Iglesia. Tales son las preocupaciones que hallamos en estas cartas a Timoteo y a Tito.
Estas tres cartas, cuyo origen es el mismo, se presentan como cartas de Pablo. Sin embargo, tanto su forma como su contenido demuestran que no son de él; debieron ser escritas bajo la presión de las circunstancias que acabamos de mencionar, hacia el año 90-100. Se quiso poner estas enseñanzas de la Iglesia bajo la autoridad de Pablo, dándoles apariencia de cartas dirigidas a sus ayudantes Timoteo y Tito, los cuales son presentados como los modelos a los que deberán imitar los responsables de la Iglesia. Algunos párrafos más personales, deben haber sido escritos por el mismo Pablo.
Entonces, después de leer el comentario ese en Barrapunto (lo recuerdo, es el que empieza “El Deuteronomio es el falso Libro…”), se me viene a la mente la misma persona que decía que GNU/Linux era malo. Habla sin saber.
Mucha gente piensa que es superior a los demás porque duda de todo, porque se hace preguntas y nadie puede responderle. En realidad, esa persona no quiere escuchar las respuestas. En mi opinión, la duda es un componente muy importante de la fe. Me parece perfecto hacerse preguntas, pero me parece vital esperar respuestas, siempre con el ánimo de saber, no de atacar. Y si alguien no sabe como respondernos, no significa que no hay una respuesta, sino que simplemente esa persona no la sabe.
Al final, todo tiene como objetivo llegar a la felicidad plena, siendo verdaderamente libres:
Jesús decía a los judíos que habían creído en él: “Ustedes serán verdaderos discípulos míos si perseveran en mi palabra; entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.” Jn 8, 31-32
Los invito a que comenten este posteo. Es un tema muy interesante.