He aquí por qué la juventud es poco a propósito para hacer un estudio serio de la ciencia que trata de las relaciones entre las personas, puesto que no tiene experiencia de las cosas de la vida, de las cuales trata precisamente la ciencia de las relaciones entre las personas y de las que deduce sus teorías. Debe añadirse que aquella juventud que sólo escucha la voz de sus pasiones, en vano oiría tales enseñanzas, y ningún provecho sacaría de ellas, puesto que el fin que se propone la ciencia que trata de las relaciones entre las personas, no es el simple conocimiento teórico de las cosas, sino que tiene, ante todo, un fin práctico.
Cuando digo juventud quiero decir lo mismo la juventud del espíritu que la juventud de la edad, sin que bajo esta relación haya diferencia, porque el defecto que yo señalo, no tiene que ver con el tiempo que se ha vivido, sino que se refiere únicamente al que se vive bajo el imperio de la pasión, sin dejarse guiar sino por ella en la prosecución de sus deseos. Para los espíritus de este género, como para todos aquellos que a consecuencia de algún exceso han perdido el control de sí mismos, el conocimiento objetivo de las cosas es completamente infecundo.
Por el contrario, los que arreglan sus deseos y sus actos solamente según la razón, pueden aprovechar mucho en el estudio de la ciencia de las relaciones entre las personas.
Aristóteles
Ética a Nicómaco
Libro I, capítulo 1
Es el texto de introducción de la primera parte de un libro que compré para leer en estas vacaciones. Se llama, justamente, “La casa sobre roca”, de Horacio Bojorge. Trata sobre el noviazgo, la amistad matrimonial y la educación de los hijos. El nombre del mismo se debe a las palabras de Jesús que encontramos en Mateo 7, 24-27:
Si uno escucha estas palabras mías y las pone en práctica, dirán de él: aquí tienen al hombre sabio y prudente, que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra aquella casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía los cimientos sobre roca. Pero dirán del que oye estas palabras mías, y no las pone en práctica: aquí tienen a un tonto que construyó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra esa casa: la casa se derrumbó y todo fue un gran desastre.
Los temas tratados son cuestiones complicadas y de las que, en lo personal, pienso que tenemos la responsabilidad de formarnos, para que no nos tome desprevenidos algo tan delicado, que puede afectar seriamente nuestra vida y la de otros, y de lo que no se nace sabiendo. Y justamente a nosotros, jóvenes, nos falta la experiencia, como dicen las palabras de Aristóteles. Experiencia que puede aparentar ser innecesaria culpa de nuestra soberbia.
Este señor, cuenta en las primeras páginas, reunió varios testimonios de muchísimas parejas y esposos que ha conocido, y que ha aconsejado en el confesionario.
Allí nació este puñado de consejos y verdades sencillas pero de inagotables consecuencias. Verdades y consejos repetidos una y otra vez, incansablemente. De tanto tener que repetirlas uno se convence que son cosas que a pesar de que parecen sencillas son, sin embargo, ignoradas por el común de los fieles. O bien, que son cosas que se saben en teoría, pero de las que no se está convencido en la práctica, pues se obra todo lo contrario.
A los novios y a los esposos les sucede lo mismo en todas partes. He visto lo mismo en Uruguay, desde Montevideo a Salto o Melo, y en Argentina, desde Posadas a Tucumán, de Salta a Mendoza, de San Luis, Villa Mercedes o Quines hasta Paraná, de Formosa a General Roca y desde Neuquén a Capital Federal…
Por supuesto que no todas las “casas” están sobre “arena”. También nombra a algunas “casas que resisten sólidas a la tormenta”.
Él es un sacerdote, no está casado, no tiene hijos, y quizá nunca tuvo una novia. ¿Puede entonces un hombre así hablar de estos temas? Como cité antes, el padre está en permantente contacto con parejas y esposos, que sí pueden darle una confirmación o no de la verdad de sus consejos (que no son, en lo profundo, sus consejos, sino enseñanzas de la fe católica, viejas como ella misma). Además el noviazgo y el matrimonio no dejan de ser, en el fondo, una relación entre personas, cuestión en la que todos tenemos experiencia.
No hay que ser muy despierto para darse cuenta de que algo no anda bien en los matrimonios o parejas actuales. Incluso lo podemos comprobar en las estadísticas. Si bien como dije es en definitiva una relación entre dos personas, tiene infinitas dificultades, muchas de las cuales tienen consecuencias no muy felices sino se saben sobrellevar, y, si somos inteligentes, no tendremos que comprobarlas con la vivencia propia, sino oír atentamente a otros que ya pasaron por eso, tomar sus consejos, meditarlos y ponerlos en práctica.
Algunas palabras de Bojorge:
- La sabiduría de la fe, la confirma la experiencia. (esto es muy cierto, no solo en las cuestiones del noviazgo y el matrimonio)
- El noviazgo es la escuela de la amistad matrimonial y el cimiento sobre el cual se construye la casa.
- Hoy vemos tantas y tantas casas que se derrumban, que muchos jóvenes se acercan al matrimonio con temor y otros ni se atreven a acercarse o huyen de él.
- Advertencia: puede ser que encuentres en él afirmaciones que no entiendes o con las que no estás de acuerdo. Esto se debe a que lo que digo en él son cosas que van contra la corriente. Contra las convicciones corrientes en la cultura dominante. Éste es un libro contestatario. Si no estás de acuerdo con alguna afirmación que leas en él, te pido que no la rechaces de inmediato. Trata de entenderla y de comprender las razones por las que la afirmo. Todas ellas se basan tanto en la experiencia como en la sabiduría de la fe.